Pensamientos y exigencias de una víctima

Pensamientos y exigencias de una víctima

Santos Santamaría Zaragoza

Homenajes

No necesitamos homenajes porque sabemos que sólo hemos sido el instrumento del terrorista para crear terror a la sociedad. Simples instrumentos. La única víctima real ha sido y es la sociedad. Pero la sociedad es cómoda, hasta el punto de acceder a cualquier arreglo cobarde sólo por aquello de “para que a mí no me toque”.

Aceptamos gustosos la presencia y asistencia de “autoridades” en nuestros actos de recuerdo porque ello hace más visible nuestros actos, pero nos duele ver cómo, a veces, instrumentan nuestro dolor para su promoción política. (Ponga una víctima en su foto).

Nos incomoda el olvido selectivo y manipulador, como el de un partido de España que rinde homenaje en las escalinatas del Congreso a los niños muertos en Siria, pero se olvida de los 22 niños asesinados por ETA. Tal vez su líder lo hizo mientras tomaba potes con sus asesinos en alguna herriko taberna después de reírles las gracias.

Recuerdo y memoria

Queremos recuerdo a nuestros seres queridos. Nos consuela pensar que mientras alguien los recuerde estarán entre nosotros.

Exigimos memoria. Memoria de lo que pasó. Memoria de a quién pasó. Memoria de quién lo hizo y memoria de por qué lo hizo.

Pedagogía

Exigimos pedagogía de la memoria y lo hacemos para que la sociedad se conciencie y ponga los medios necesarios para que no se vuelva a repetir, y nuestro sacrificio haya servido para algo.

Las nuevas generaciones crecen en la ignorancia de lo que pasó o, peor, adoctrinadas por lo que no pasó.

Respeto

Exigimos respeto porque somos personas que hemos sufrido dolor para aterrorizar a un tercero, la sociedad, y ese tercero nos ha mirado a veces (algo habrá hecho) con sospechosa indiferencia.

Hoy asistimos con extrañeza y con asombro a frívolas manifestaciones pseudo jocosas de los Casandras de turno en las redes sociales, que pretenden ampararse en el derecho la libertad de expresión y el humor negro. Preferimos creer que hay gente enferma de odio antes de creer que hay una sociedad enferma que lo tolera.

Parece que hay gente a la que esto le da mucha risa. Les parece gracioso.

La libertad de expresión como el derecho fundamental a decir, manifestar y difundir de manera libre lo que se piensa sin ser sancionado tiene limitaciones. Nadie puede expresar ideas intolerables, como jalear a asesinos o promover el odio.

Exigimos respeto a las fuerzas de seguridad, trabajadores que, por el hecho de llevar un uniforme, se convierten en objetivos señalizados. Y eso NO, no va incluido en el sueldo. A ellos les pagan para defender y proteger a la sociedad.

Recuerden siempre que un policía o un militar es aquella persona que ignoramos al verla en la calle, pero a la que siempre echamos en cara lo que tarda cuando la necesitamos.

Verdad

Exigimos Verdad. El desequilibrio cuantitativo y cualitativo es extremadamente grave.

Ahora parece que, además, debemos dar gracias, estar agradecidos de que esos heroicos gudaris hayan decidido dejar de matar y debemos premiarlos con el olvido de lo que hicieron e incluirlos en la sociedad contra la que atentaron. Preferiblemente colocándolos en cargos de responsabilidad política bien remunerada.

Ahí tenemos ejemplos como el de Txapote, el asesino de Miguel Ángel Blanco, el ejecutor. Uno de las asesinos más cobardes y despiadados. Una mala bestia. Resulta que su padre está mayor y enfermo, y el juez ha autorizado su salida de prisión para verle. ¿Acaso los padres de Miguel Ángel Blanco pueden ver a su hijo más allá de una fría lápida? ¿Por qué no puedo yo recorrer kilómetros para ver al mío, mientras las madres de sus asesinos se quejan de tener que hacerlo? ¿Por qué tuvimos que soportar la muerte de nuestros seres queridos a manos de la mafia etarra y este carnicero tiene derechos filiales?

Mientras, más de 300 familias siguen con sus casos sin resolver ante el silencio cómplice y cobarde de esconder su autoría.

Resumiendo

No aceptaremos nunca que matar a una persona sea “defender un ideal”. Sólo es matar a una persona, un asesinato. No perdamos el rumbo ni bajemos los brazos. Ni pueden ni van a conseguir callarnos. Tal vez las víctimas deberíamos hablar menos de “lo mío” y más de “lo nuestro”.

Desgraciadamente, en este país, España, es muy barato matar. ¡Muy barato!

Niños asesinados por ETA:

JOSÉ MARÍA: 13 AÑOS EN 1980.

ALFREDO: 13 AÑOS EN 1985.

DANIEL: 14 AÑOS EN 1986.

SONIA: 15 AÑOS EN 1987.

SUSANA: 13 AÑOS EN 1987.

SILVIA: 13 AÑOS EN 1987.

JORGE: 9 AÑOS EN 1987.

SILVIA: 7 AÑOS EN 1987.

SILVIA: 6 AÑOS EN 1987.

ROCÍO: 12 AÑOS EN 1987.

PEDRO: 16 AÑOS EN 1987.

ESTHER: 3 AÑOS EN 1987.

MIRIAM: 3 AÑOS EN 1987.

LUIS: 3 AÑOS EN 1988.

CORO: 17 AÑOS EN 1991.

MARÍA CRISTINA: 14 AÑOS EN 1991.

MARÍA DOLORES: 8 AÑOS EN 1991.

ANA CRISTINA: 10 AÑOS EN 1991.

VANESSA: 11 AÑOS EN 1991.

FRANCISCO: 17 AÑOS EN 1991.

FABIO: 2 AÑOS EN 1991.

JUAN JOSÉ: 13 AÑOS EN 1992.

SILVIA: 6 AÑOS EN 2002.

Todos los muertos en 1987 lo fueron con Otegi (el hombre de paz, en Barcelona Mr. Selfie) como integrante de ETA.

“Serás también cual polvo enamorado

donde quiera que yazgas y reposes.

Ahora, duerme, descansa del camino.

Vigilamos tu sueño tus amigos”.

Vidal de Nicolás. Portugalete, 20-04-1991. En Escritos, poemas y vivencias. Barakaldo: Ediciones de Librería San Antonio, 2001.

Santos Santamaría Zaragoza es padre del mosso d’Esquadra Santos Santamaría Avendaño (en la fotografía), asesinado por ETA en Roses (Girona) el 17 de marzo de 2001. Actualmente es miembro de ACVOT, Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas, de la que fue presidente.



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